domingo, 17 de octubre de 2010

Si algo destacamos de nuestro día en Roma es la utilización de todos los medios de transporte habidos y por haber, el tren para llegar al centro de Roma que está a  90 km de Civitavechia, puerto de Roma, el metro para movernos por la ciudad y ver los monumentos y plazas que queríamos ver, y por último nuestros fatigados pies que se dieron un buen pateo.
En cuanto a los monumentos decir que Roma estaba atestada de guiris como nosotros que querían ver las mismas que nosotros y no era posible dar un paso sin ver el típico grupo. También era bueno, porque si no sabías por donde ir, sólo tenías que seguir la riada humana y seguro que desembocabas en algún sitio digno de ver, aunque no supieras qué era o como se llamaba.
Roma lo que tiene es que en el centro histórico por donde quiera que vayas te encuentras algo, una iglesia, una columna, una escalinata, en fin de todo.
Kanko no pudo resisitir la tentación, y a pesar de no encontrarse del todo bien, se metió en la primera Gelateria que vio a tomarse su helado de straciatella, que luego pagó caro porque tuvo que visitar los WC de media Roma.
En fin, estuvimos en los más típico:
La Fontana de Trevi, que casi no la veías de gente que había en una plaza tan pequeña.




La plaza de España, idem de  lo mismo. Eso sí, había por allí cerca una calle que tenía todas las tiendas de marca que te puedas imaginar. La gente del barco la llamaba la calle de las lágrimas, porque eran las que echaban los maridos cuando sus mujeres se dejaban allí las tarjetas de crédito.



Destacar al hilo de esto, que los romanos viven para vestirse bien, porque van por la calle como si tu fueras a la ópera, incluso los que vendían en la calle, vestían mejor que nosotros, aunque para eso tampoco hace falta mucho.
Plaza de Venecia, impresiona lo grande que es. A pesar de la cantidad de gente que había seguía viéndose enorme. 


Otro cosa a destacar es el tráfico que hay por Roma, con prácticamente ningún semáforo para regularlo, ni para cruzar los peatones, era simplemente lanzarte y a ver si paraban los coches. Aunque allí en plaza Venecia, vimos una cosa tan curiosa que pensamos que era una show para turistas o de cámara oculta, pero no, era real. Al más puro estilo  del cine español de los años 60 en película como “Manolo Guardia Urbano”, en medio de una rotonda encima de un pedestal había un señor guardia con el mismo  casco blanco y guantes blanco regulando el tráfico, y liando un cirio de cojones. Al rato llega otro guardia que por el uniforme debía ser el superior, este de azul y con gorra de plato, durante el momento en que le da el otro las novedades se ponen todos los coches a pitar y se ponen los dos al mismo tiempo a regular el tráfico. Todos los turistas estábamos allí echándole fotos, nos faltó echarle monedas.



El Coliseo nos pareció más grande de lo que esperábamos, y aunque  no lo vimos por dentro, debido a las colas que había, tenía que impresionar.



El Foro romano, piedras que no entendíamos.
Terminamos en San Pedro, y aunque teníamos audiencia con el Papa no pudo atendernos porque se encontraba indispuesto. Después de ver a la Guardia Suiza, a algún que otro Cardenal al que no nos atrevimos a pedirle que posara que posara con nosotros, nos fuimos a nuestra estación de tren para volvernos al barco.





La vuelta en el tren fue menos agradable que la ida. Habíamos comprado unos billetes de ida y vuelta en un tren regional directo sin paradas, pero cuando llegamos a la estación de tren en San Pedro para volver, por miedo a quedarnos allí y no llegar a tiempo al barco, nos subimos en el tren regional con paradas que iba atestado de gente, y tardó en llegar más de lo previsto, por lo que volvimos al barco con el tiempo justo. Pero no nos pasó solo a nosotros, por lo visto hubo gente que iba en excursiones organizadas que también perdieron el autobús y tuvo que coger un taxi para llegar al barco.
A pesar de lo cansados que estábamos, teníamos unas entradas para ir a ver el espectáculo en la pista de hielo, y no quisimos desaprovecharlas. Realmente valió la pena. Si algo se puede decir de los espectáculos del barco es que son profesionales, y saben hacer que la gente participe y se divierta.

Esa noche fue la primera que Kanko pudo ir a cenar la restaurante que teníamos asignado para cenar y conocer a nuestros compañeros de mesa. Cuando llegas al barco y te dan la Seapas te asignan una mesa y un horario de comida, que luego puedes cambiar si quieres. Nuestra mesa es de andaluces, gaditanos y malagueños, y también unas hermanas francesas muy simpáticas. La camarera que nos atiende y su ayudante son muy amables, y al servicio y la comida no le puedes poner ninguna pega, te atienden como si estuvieras en el Titanic, aunque no siempre tienes que ir tan arreglado como dicen.

DIA 3: CERDEÑA

Cuando nos despertamos estábamos ya en el puerto de Calghiari (Cerdeña), y tras un suculento desayuno a base de copitos de avena salimos del barco. Salir es fácil solo necesitas tu tarjeta SEAPAS, pero cuando volvimos tarjeta, detector de metales, te quitan las bebidas alcohólicas que hayas podido comprar (que luego te devuelven en puerto el último día), etc.

En Calghiari  tras visitar la primera farmacia que encontramos y aprovisionarnos de suficientes  medicamentos para Kanko, fuimos a explorar. Lo mejor que encontramos fue un autobús panorámico como el que hay en Granada para los guiris, y nosotros como auténticos turistas allá que nos montamos. La visita fue muy agradable, vimos sus playas , montañas, calas , monumentos más importantes etc, pero lo que más recordamos fue la cantidad de tráfico que había, la manifestación, que provocaba atascos, y la cantidad de ruidos e italianos blasfemando por lo mal que está el tráfico.


Después de eso como Kanko no se encontraba mejor, optamos por disfrutar de las comodidades del barco.
Esa noche me fui a ver un espectáculo  sobre los Beatles a la hora de los giris que había que verlos como coreaban todas las canciones de su juventud


DIA 2: NAVEGANDO EN ALTA MAR

Hoy toca todo el día en el mar, hasta mañana no llegamos a Cerdeña, así que a disfrutar del barco.
Empezamos con un desayuno buffet en el Windjamer: huevos revueltos, salchichas, bacon, y todo tipo de exquisiteces que nos traen el alma en desasosiego continuamente. Por cierto Kanko se ha levantado malo y no es precisamente de resaca, así que solo se ha podido tomar un yogur con muesli.








 
Luego toca probar el yacuzzi, agua muy caliente y burbujeante, la piscina,el solarium lleno de hibridos entre súbditos de la Gran Bretaña y gambas de garrucha, y localizar la pista de hielo, donde todavía no nos atrevemos a ir, el teatro, la biblioteca ( que no vale un duro), la zona on line que además de lenta es cara, el gimnasio, la sala de mando que se puede ver desde arriba a traves de una cristalera, etc

.
En la Galería Promenade hay una serie de garitos, muy interesantes, cervecerías irlandesas, bares. Kanko me dice que cuando mañana se ponga bueno visitará la cervecería.

Esta noche toca noche de Gala, cena con el Capitán y todos muy puestos, pero me temo muy mucho que no la vamos a disfrutar. 
Pues sí, a Kanko le hemos dado un disgusto. Me parece que eso de tener que ponerse traje y corbata lo ha puesto más malo de lo que estaba, se ha tirado toda la noche en la cama quejándose de lo mal que estaba, así que nada de tiros largos, cuando ya era tarde un bocadillo en el Café Promenade sola. De hecho, no le hemos visto ni los bigotes al capitán.
Así acaba la gloriosa noche de gala .Good Night

sábado, 16 de octubre de 2010

DIA 1 :EL EMBARQUE




El día empieza bien, lloviendo a cántaros. Entramos en el muelle y lo primero que nos llama la atención es lo grande que se ve el barco, y segundo la cantidad de gente que está esperando para embarcar y supuestamente cabe dentro del boat.
Comenzamos a practicar nuestro buen nivel de inglés: How many cases? Mire uste  dos maletas.
Luego todo es muy fácil sólo sigue la cola de gente de todas partes, ingleses, holandeses, americanos, mucho malagueño y algún español. Nos dan nuestro DNI para el barco el famoso “SEAPASS”, que nos hará falta hasta para mear.No paran de hacernos fotos, vete tu a saber para qué pueden querer ver nuestro careto tan repetido.




Por Fin subimos al barco, y comenzamos la segunda parte: orientate. Realizamos un curso básico de marineria : popa (detrás), proa(delante), babor(izquierda),estribor (derecha). Nota de MJ: llevo en el barco 4 días y todavía no se cuál es la parte de adelante y la de atrás.
El barco tiene 15 cubiertas y nuestro camarote es el 6360, y lo buscamos como es lógico en la planta nº 6, pero cual es nuestra sorpresa cuando comprobamos que nuestro querido y ansiado camarote está siendo ocupado por unos giris. Y ¿ahora qué?
Pues nada, a Recepción, donde nos informan muy amablemente, de que son muy buenos y nos han cambiado a un camarote mejor en la décima planta, sin coste alguno. Ponemos cara de estar oliendo a cuerno quemado, pero nos dirigimos resignadamente a nuestro nuevo camarote. Como  no hemos visto el anterior, no sabemos si nos han tomado el pelo, pero la verdad es que este camarote está muy bien. Es grande con una cama en la que caben 4 personas, tiene un armario-vestidor donde además de guardar las maletas, te puedes cambiar dentro, tiene un sofá de tres plazas y sus dos sillones, también un armario que ocupa toda una pared con más huecos y recovecos para guardar cosas que en tu casa; un frigorífico pequeño, una TV de plasma, y el detalle de un hervidor con dos tazas y todo lo necesario para hacerte un te, y también nuestra terraza. Ah, y se me olvidaba comentar que es muy silencioso, aunque ya notamos como vibra el suelo cuando los motores del barco están funcionando.



 
Pero ahora ¿dónde están nuestras maletas que estaban etiquetadas con el número 6360?. Pues nada paciencia nos dicen que tienen hasta las 9 p.m para llevárnoslas. Pero nosotros haciendo una deducción a lo Sherlock Holmes, nos vamos ni cortos ni perezosos a la planta 6 donde reparten las maletas, y voilá ahí que están nuestras famosas maletas, que nos llevamos no sin antes tener una buena conversación en inglés con el mozo de color  que las custodiaba.






Después de estas peripecias empezamos a respirar y a tranquilizarnos un poco. Ahora toca explorar el barco y comer algo, que ya son las 2 p.m. Nos estudiamos las instrucciones y vemos que el restaurante queda aquí al lado pero una planta más arriba, se trata del Windjamer. Tiene muchas vistas al mar porque todo son cristaleras, y el servicio es estilo buffet, se te va la vista detrás de todo lo que tienen y quieres probrarlo todo. El servicio es bueno, los camareros te ayudan a buscar sitio, y no hay limitaciones en la comida o la bebida.
En cuanto al barco, es un poco complicado moverse porque no todas las cubiertas (plantas) comunican el barco de un lado a otro, o de arriba abajo, así que hay que aprender a subir para poder bajar, o a bajar para poder subir, quizá es un poco lioso, pero cuando estás aquí lo entiendes. Lo importante es que el Restaurante buffet está en la cubierta 11, la piscina y el jacuzzi en la 12, el Royal Pomenade que es la calle de las tiendas dentro del barco y donde está el Café Promenade (el bar abierto 24h para tomar un te o un café o picar algo )  y sobre todo la Recepción, para cualquier cosa que necesites en la  cubierta 5.











Es de destacar que el personal del barco es muy agradable, siempre encuentras con alguno te sonríen y te saluda, y siempre hay alguien que te habla en español, o al menos lo intenta si no sabe, pero la verdad que aquí lo que se maneja es el inglés.
En cuanto al movimiento la verdad es que cuando te acostumbras llega un momento en que no lo notas, al menos en nuestro camarote, porque hemos notado que en las cubiertas más bajas sí que se escuchan mucho los motores y los vaivenes que aunque leves no puedes decir que no existan.
Así pues, empiezan nuestras vacaciones en el  barco…
Termina el día con una cena en una hamburguesería llamada Jonny Rocket, ambientada en los años 50 americanos, donde por un módico precio puede degustar todo lo que puedas meterte en el cuerpo de hamburguesas, sándwich, batidos, coca cola aromatizadas, y de postre una magnífica tarta de manzana caliente con helado de vainilla.